El
Dr. Hamer descubre la nueva medicina con sus 5 leyes, a través de un proceso
traumático emocional como es la muerte de su hijo Dirk, el 7 de diciembre de
1978, lo que le provocó un cáncer testicular en 1979, fruto de la desesperación
y angustia vivida.
Como nunca antes había estado seriamente
enfermo, planeó averiguar si los pacientes de cáncer habían sufrido antes un
choque emocional tan terrible como el suyo. Tuvo ocasión de comprobar sus
sospechas sobre el origen psíquico del cáncer, cuando le destinaron como médico
jefe internista en una clínica oncológica de Bavaria, que dependía de la clínica
universitaria de Munich, donde pudo revisar unos casos parecidos y confirmar sus
sospechas, anunciando su descubrimiento el 4 de octubre de 1981 en la televisión
bávara, descubriendo un nuevo sistema en la aparición, localización y desarrollo
del cáncer, llamando a este mecanismo de información «Síndrome Dirk Hamer», como
consecuencia de haberlo observado en él mismo, a consecuencia del fallecimiento
de su hijo.
Mientras examinaba nuevos casos y
volviendo a examinar los antiguos, comprobó que el cáncer de cuello de útero
siempre tenía una relación con una experiencia conflictiva muy particular a
nivel sexual. El cáncer de mama tenía una relación con un conflicto de un
compañero no sexual o bien un conflicto madre-hijo, el cáncer de ovario
correspondía a una experiencia conflictiva de pérdida (a continuación de un
fallecimiento, de una separación, etc.) descubriendo que el psiquismo define el
lugar de formación del cáncer.
En sus investigaciones, constata que en el
caso en el que los pacientes habían sobrevivido, el conflicto había sido
resuelto, en los casos en que los pacientes habían fallecido o cuya evolución
persistía, el conflicto no había sido resuelto. De sus investigaciones y
conclusiones, nace la primera ley que denominó la Ley Férrea del Cáncer.
Cuando se utiliza la palabra «conflicto»
hay que aclarar que no se trata de conflictos en el sentido habitual del término
(conflictos psicológicos instalados desde la infancia), sino de conflictos
biológicos, sufriendo estos procesos tanto los seres humanos como los animales.
La definición de conflicto es un sentimiento provocado por un choque emocional
de manera inesperada, ante al que al principio no se puede reaccionar, «¡nunca
me ha ocurrido cosa parecida!», «¡fui como alcanzado por un rayo!», «¡se me fue
el habla!», «¡me quedé paralizado!», «¡sentí como un jarro de agua fría!». Estas
son algunas de las expresiones que se utilizan en estos casos. Lo que percibimos
como factores de estrés, no obligatoriamente provoca un DHS con conflicto
biológico, si no nos pilla desprevenidos, teniendo tiempo para pensarlo y lo
vemos venir.
El pequeño resumen de introducción de la
nueva medicina, me parece que ayuda a entender que no es una idea al azar con un
pensamiento empírico, sino un trabajo exhaustivo del Dr. Hamer, que siguiendo
con sus investigaciones, desarrolló las 5 leyes que paso a enumerar,
agradeciendo de forma personal la valiosa ayuda que nos ha prestado a todos lo
que nos dedicamos a ayudar a los demás como terapeutas. Siguiendo el orden de
sus descubrimientos, empezaré por la primera ley biológica.
Ley Férrea del Cáncer
Primer criterio:
todo cáncer o enfermedad equivalente se origina de un síndrome de Dirk Hamer (DHS),
que es un choque serio, agudo, altamente dramático y vivido en soledad, que toma
a la persona de manera completamente inesperada. El choque del conflicto ocurre
simultáneamente en la psique, el cerebro y en el órgano correspondiente.
Puede ser accionado, por ejemplo, por la
pérdida inesperada de un ser querido, por una separación no prevista, por un
diagnóstico o pronóstico para el cual no estamos preparados, por un pánico
repentino a la muerte, por un enfado o preocupación inesperada, por un
sentimiento repentino de abandono (emocional, mental o físico) o por un temor o
amenaza inesperada. Inmediatamente, el choque del conflicto interrumpe las
funciones biológicas normales del organismo.
En el momento que ocurre el DHS el
organismo completo se mantiene ocupado, activando el cerebro un programa
biológico especial y significativo para esa situación en particular.
Nivel Psíquico:
psicológicamente se experimenta estrés emocional y mental.
Nivel Cerebral:
en el momento justo de un DHS, el choque de conflicto alcanza un área en el
cerebro, provocando una lesión que es claramente visible en una tomografía
computarizada (TC o escáner), como un grupo de anillos concéntricos.
Nivel del Órgano:
el órgano responde al choque de conflicto en forma de multiplicación celular
(crecimiento tumoral), decremento celular (osteólisis, necrosis, ulceración)
o de interrupción funcional (las llamadas enfermedades equivalentes al
cáncer), diabetes, parálisis motoras, daño visual o auditivo, en dependencia
de la capa cerebral relacionada y el tipo de tejido involucrado (endodermo,
mesodermo, ectodermo).
Segundo criterio:
el contenido del conflicto determina la localización del foco de Hamer en el
cerebro y el órgano afectado. Lo que una persona puede experimentar como un
conflicto, otra persona puede experimentarlo de forma distinta, incluso para una
tercera persona, puede ser irrelevante, luego entonces, es nuestro sentimiento
subjetivo detrás del conflicto el que determina consecuentemente que órgano o
tejido se afectará.
Los problemas psicológicos para los cuales
tenemos tiempo de prepararnos, no dejan marca en el cerebro y consecuentemente
no causan enfermedad. Los conflictos biológicos, en cambio, además de ser
dramáticos, nos pillan de manera inesperada, a contrapié.
Tercer criterio:
sincronicidad psique-cerebro-órgano. El desarrollo del
conflicto determina el desarrollo exacto del foco de Hamer en el cerebro, así
como el desarrollo del cáncer o la enfermedad equivalente en el órgano,
llevándose a cabo de manera sincronizada en los tres niveles psique, cerebro y
órgano.
Lateralidad:
La lateralidad determina en qué lado del cerebro se impacta
el conflicto y qué parte del cuerpo está afectada. Una persona diestra responde
a un conflicto con su madre o hijo con la parte izquierda del cuerpo y a un
conflicto con una pareja con el lado derecho, siendo al revés en los zurdos.
Por ejemplo, si una mujer diestra de
repente se preocupa por la salud de su hijo, su mama izquierda se afectará. En
un escáner cerebral la lesión se encontrará en el hemisferio derecho, en la
parte del cerebro que controla el tejido glandular mamario de la mama izquierda.
Para determinar si una persona es diestra o zurda, lo más sencillo es pedirle
que aplauda, la mano que queda por encima, es la mano dominante (derecha si es
diestro, izquierda, si es zurdo).
Segunda Ley: el carácter bifásico de la enfermedad
Cada enfermedad se desarrolla en dos fases siempre que exista
solución del conflicto. Para explicar mejor este concepto, partiremos de nuestra
regulación biorritmica normotónica, que determina el ritmo normal día-noche
donde la «simpaticotonía» se alterna con la «vagotonía», controlados ambos
procesos por nuestro sistema nervioso autónomo, el cual controla las funciones
vegetativas tales como el ritmo cardiaco, la digestión y la respiración. Durante
el día, nuestro organismo se encuentra en un tono de estrés simpaticotónico
(lucha o huida), mientras que en el sueño se encuentra en tono de descanso
vago-tónico.
Fase activa de conflicto (CA)
Cuando la persona se encuentra en fase
activa de conflicto, se interrumpen las funciones biológicas del organismo,
afectando a las funciones de regulación del sistema nervioso involuntario,
entrando en simpaticotonía permanente (estrés permanente).
Nivel psíquico:la persona se encuentra en estrés
emocional y ocupación mental constante sobre el conflicto.
Nivel vegetativo:el sistema nervioso se encuentra en
simpaticonía constante, insomnio, pérdida de apetito, pérdida de peso, ritmo
cardíaco acelerado, presión sanguínea elevada, disminución de azúcar en
sangre, boca seca o saliva espesa y blanca, midriasis. A esta fase se la
llama también fase fría, porque durante el estrés, hay palidez, manos y pies
fríos (vasoconstricción a nivel de la piel), temblores, escalofríos, piel y
sudores fríos, tensión muscular (contractura de músculos suboccipitales,
cervicales, ventrales, escapulares, glúteos y aductores, lo que acompaña
corrientemente al estrés).
Nivel cerebral:la lesión en el cerebro (Foco de
Hamer) aparece en un escáner cerebral como un grupo de anillos concéntricos.
Nivel orgánico:
los órganos dirigidos por el tallo cerebral y cerebelo, tales como el colon,
pulmones, hígado o glándulas mamarias muestran multiplicación celular
(crecimiento tumoral), los órganos que son dirigidos desde el cerebro
(médula cerebral y corteza), tales como los huesos, los nódulos linfáticos,
los bronquios o cervix, muestran decremento celular en forma de osteólisis,
necrosis o ulceración.
Si no hay solución del conflicto la
persona permanece en la primera fase de estrés activo de conflicto. Si la
actividad del conflicto es muy intensa y dura un periodo muy prolongado de
tiempo, puede ser mortal.
Conflicto pendiente
Esta fase se da si no somos capaces de resolver el conflicto
o si no se puede alcanzar una solución viable. Por ejemplo, si no podemos dejar
nuestro trabajo o una relación triste, tenemos la oportunidad de degradar
conscientemente el conflicto, ya sea de manera intelectual, psicológica o
espiritual. Podemos vivir con dicho conflicto hasta una edad avanzada, ya que
degradando el conflicto, disminuiremos su intensidad y consecuentemente los
síntomas.
Solución del conflicto (PCL)
También llamada fase A o exudativa,
entraña los siguientes efectos:
Nivel Psíquico:la solución del conflicto viene
acompañada de un sentimiento de gran alivio.
Nivel vegetativo:el tono vegetativo cambia
instantáneamente a una vagotonía prolongada, fatiga, debilidad y buen
apetito, bradicardia discreta o normocardia, pupilas contraídas, relajación
muscular. La fase de curación es también llamada fase caliente, porque
durante la vagotonía, los vasos sanguíneos están dilatados dando como
resultado, piel, manos y pies tibias o calientes, piel sonrosada y seca, y
posiblemente fiebre.
Nivel cerebral:paralelamente a la psique y al
órgano, la lesión cerebral empieza a sanar. Hay edema cerebral, mostrando el
escáner cerebral una imagen borrosa de los anillos concéntricos poco
definidos y oscuros en la fase de solución.
Crisis epileptoide
En la mayor profundidad de la fase
vagotónica, el aumento del edema cerebral ha alcanzado su máximo tamaño. En este
momento el cerebro activa una fase de estrés breve y potencialmente intenso,
llevando a la persona de nuevo a la fase activa de conflicto para ayudar a
disolver el edema, llamada «crisis epileptoide», con los síntomas típicos de
estrés, temblores, sudores fríos o nauseas.
Cada tipo de conflicto y cada tipo de
enfermedad tiene un tipo específico de crisis epileptoide. Los ataques
cardiacos, los shocks, las crisis asmáticas, migrañas, crisis epilépticas, son
algunos ejemplos de estas crisis.
La crisis epileptoide es el punto de mayor
riesgo para la persona, ya que el tejido se ha quedado debilitado y puede
romperse por la presión de la actividad en en el órgano o en el cerebro,
pudiendo causar la muerte si el conflicto es antiguo, En este caso, es de vital
importancia saber cuando empezaron los síntomas, para averiguar cuando empezó el
conflicto y marcar el tiempo aproximado, que será el mismo que el de solución
dividido a la mitad, y estar pendiente de las posibles complicaciones.
Después de la crisis epileptoide, el
paciente recupera fuerza gradualmente y esta en camino directo a la curación.
Fase de Curación (PCL)
También denominada Fase B o cicatrizal:
? Nivel del órgano:
los tumores dirigidos por el cerebro antiguo (tallo cerebral y cerebelo) como
los del colon, pulmones, hígado o glándulas mamarias, los cuales se desarrollan
durante la fase de conflicto activo, son degradados por hongos y micobacterias
especializadas. Si no se dispone de los microbios necesarios, el tumor permanece
en su lugar y se encapsula sin realizar más división celular. La pérdida de
células dirigida por el cerebro (médula cerebral y corteza cerebral) como la
osteoporosis, la necrosis de ovario o la ulceración en el estómago, las cuales
ocurrieron durante la fase activa de conflicto, es rellenada, restituida y
reconstruida con la ayuda de bacterias o virus especializados.
En general a la fase de curación se le
considera más peligrosa que la de conflicto activo, por estar acompañada
frecuentemente de aumento de volumen, inflamación, infecciones, fiebre y dolor.
La mayoría de las enfermedades se detectan en esta fase, cuando ya se están
restableciendo.
Curación pendiente
Un conflicto que está continuamente en resolución debido a
recaídas es llamado una curación pendiente, siendo importante reconstruir el
evento del DHS con todas sus pistas o raíles. En el momento del conflicto (DHS),
la mente se encuentra en un estado de atención agudo y nuestro subconsciente
recoge todos los componentes que rodean al conflicto, tales como sonidos,
olores, gente y objetos, y los almacena hasta que el conflicto es resuelto. La
recaída en la fase de curación por una pista o raíl se le denomina comúnmente
alergia o reacción alérgica.
Tercera ley: el sistema ontogénico de las enfermedades
La tercera ley biológica une los
descubrimientos de las dos primeras leyes dentro del contexto de la embriología
con su correlación biológica entre la psique, el cerebro y el órgano desde un
punto de vista evolutivo.
Por la ciencia de la embriología, sabemos
que dentro de los primeros diecisiete días del estado embrionario se desarrollan
tres capas germinales: endodermo, mesodermo y ectodermo, a partir de las cuales
se originan todos los tejidos y órganos.
Hamer desarrolla y determina el modo en el
que responden a los conflictos las distintas partes del cerebro y los órganos
correspondientes, integrando la psiquis, cerebro y órgano.
Endodermo
Es la capa germinal más antigua,
corresponde a la región del troncoencéfalo, desde donde se controlan los órganos
más antiguos (alveolos pulmonares, endometrio, próstata, trompas de Falopio,
capa germinativa del ovario y testículo, cubierta mucosa de la faringe y tubo
digestivo, hipófisis, hígado, páncreas, submucosa de la vejiga, túbulos
colectores del riñón. trompa de Eustaquio, oído medio).
Los conflictos biológicos aquí están en
relación con temas de supervivencia básicos como respirar, reproducirse y comer.
El canal alimenticio, corresponde a los llamados conflictos de «bocado» ,
haciendo alusión al bocado de alimento real o pedazo de comida y también a no
poder poseer, adueñarse o conseguir algo.
En la fase de conflicto, estos tejidos
muestran incremento celular en forma de adenocarcinoma, y en la fase de solución
son degradados con ayuda de hongos y micobacterias.
Mesodermo
Es la capa germinal media y está dividido
en un grupo más antiguo y otro más joven. En ambos se aplican las reglas de la
lateralidad.
El mesodermo cerebral antiguo, que es
parte del cerebro antiguo, es dirigido desde el cerebro, y el mesodermo cerebral
nuevo es dirigido desde la médula cerebral (sustancia blanca) que pertenece ya
al cerebro.
El cerebelo es la parte del tallo cerebral
desde donde se controlan dermis, pericardio, pleura, peritoneo y glándula
mamaria.
Todos los tumores controlados por el
cerebelo crean en la fase de solución exceso de fluido, provocando derrame. Los
conflictos son de ataque (real o figurado) y de nido (cuidado y protección).
Cuando el conflicto está activo muestra multiplicación celular en forma de
melanoma, mesotelioma. En la fase de resolución del conflicto son degradados por
bacterias.
En la médula cerebral se controlan los
órganos regidos por la sustancia blanca (aparato musculoesquelético, tejido
conjuntivo, y adiposo, vasos, cápsulas suprarrenales, ovarios, testículos,
parénquima renal, músculo uterino, endocardio).
Los conflictos son de desvalorización,
pérdida de autoestima, pérdida de confianza (observaciones injustas, ser
degradado, fallar en el trabajo, fallar en los deportes, sentirse sin soporte).
Durante el conflicto activo muestran
degradación celular, necrosis, osteólisis, atrofia muscular (pérdida de tejido)
y en la solución de conflicto la pérdida de tejido se recupera con aumento de
volumen (bacterias, micobacterias).
Ectodermo
Se aplican las reglas de la lateralidad y
hay que tener en cuenta el sexo y el estado hormonal (determina que el conflicto
sea vivido de una manera masculina o femenina). Es la capa germinativa más
joven.
En la corteza cerebral se controlan los
tejidos de la epidermis, submucosa de revestimiento, conductos (intra
pancreáticos, biliares intra y extra hepáticos), estómago (curvatura menor) y
bulbo duodenal, conductos renales y vejiga, laringe, venas y arterias
coronarias, cuello del útero, ojo, nervios, bronquios, vesícula seminal, recto.
Los conflictos son de comunicación, sexuales o de territorio, conflictos de
separación, miedos frontales o que nos amenazan desde atrás, conflictos de asco,
rechazo o resistencia al rechazo, miedo a dejar o perder de vista a alguien,
conflictos de «mal olor», de no querer oír.
Durante el conflicto activo muestran
degradación celular en forma de ulceración y en la fase de resolución la pérdida
de tejido se rellena con virus.
Cuarta ley: el sistema ontogénico de los microbios
La cuarta ley integra el papel de los
microbios con las tres capas embrionarias a partir de las cuales se originan
nuestros órganos. Cuando se desarrollaron nuestros órganos a través de la
evolución, tipos específicos de microbios, se desarrollaron con ellos. El
propósito biológico de los millones de microorganismos, que viven en nuestro
cuerpo es mantener a los diferentes tejidos en buen estado.
Hamer descubre que los microbios se
vuelven activos sólo en la fase de curación. En la fase de conflicto activo y en
normotonia, se encuentran inactivos y no causan ninguna infección.
Los hongos y las micobacterias (grupo
amarillo) son los microorganismos más antiguos. Estos trabajan en órganos y
tejidos que se originan del endodermo, dirigido desde el tallo cerebral y en los
órganos mesodérmicos del cerebro antiguo, dirigidos desde el cerebelo.
Los hongos como la cándida, o
micobacterias como las bacterias tuberculares, descomponen los tumores del
colon, pulmones, riñones, hígado, glándulas mamarias o el melanoma. Durante la
fase de curación, estos degradan las células extra que no se necesitan.
Usualmente este proceso de descomposición se acompaña de fiebre y sudores
nocturnos.
Las bacterias (grupo naranja) habitan los
órganos y tejidos que derivan del mesodermo cerebral nuevo, dirigido desde la
médula cerebral (sustancia blanca).
Las bacterias como los estafilococos,
llenan los espacios en el hueso, reparan el tejido cicatrizal, reconstruyen la
pérdida celular (necrosis) del tejido testicular y del ovario.
Los virus (grupo rojo) parecen estar
involucrados exclusivamente en el proceso de curación de los tejidos que derivan
del ectodermo y que son controlados por la corteza cerebral (la epidermis, el
cervix, recubrimiento de los conductos biliares, curvatura menor, uréteres,
bronquios). La hepatitis, la neumonía, el herpes, la gripe y la diarrea, son
indicativos de que un «virulento» pero natural proceso de curación se encuentra
en curso.
Quinta ley: la quinta esencia
Cada llamada enfermedad tiene que ser
entendida como un programa biológico de la naturaleza creado para resolver un
conflicto inesperado.
Todas las llamadas enfermedades tienen un
significado biológico, sensato y con sentido, no hay nada maligno o benigno,
sólo es un proceso con sus propias leyes, diseñado para cada necesidad según la
fase en que curse.